domingo, 16 de enero de 2011

Quererte

Quererte en charlas interminables, donde hablábamos de nuestras pasiones personales, y reflexionábamos y discutíamos y nos enriquecíamos con la mirada del otro. Quererte en ese sinfín de saberes que te gustaba contarme, como si los estuvieras desplegando en el mostrador y haciendo gala de todas tus lecturas y conocimientos... pero tus ojitos brillaban cuando hablabas de esa forma. Quererte en tardes anecdóticas, evocando experiencias que me hacían conocerte un poquito más. Quererte en noches de angustias, cuando nos mostrábamos nuestras partes rotas, nuestras heridas de guerra, y vertíamos nuestras lágrimas en la confianza del otro, y nos calmábamos, y éramos las llaves que abrían la puerta de aquel otro lado donde todo sabía más rico, quererte de esa forma era para mí quererte mucho más. Quererte cuando me contabas algo nuevo que habías descubierto y te maravillaba, o algún proyecto que te entusiasmaba y rejuvenecía. Quererte cuando me querías, ¡ay! cuando me querías de esa forma de la que nunca me habían querido antes. Qué se yo, a mí me gustaba quererte.

No hay comentarios: