jueves, 13 de enero de 2011

Ignorantes

Entre L. y yo había cosas que no se podían hacer. Reconocer la propia ignorancia, por ejemplo. Había que andar combatiéndose, era ley. Yo no podía decir nada que delatara que tengo tres años menos, y él no podía decir nada que no reafirmara que tiene tres años más. Por momentos nuestras charlas se tornaban una tediosa lucha de orgullos y soberbias. ¿Qué queríamos demostrarle y a quién? No lo sé.

Desde que no estoy más con L., mi frase de cabecera es No lo sé.

No hay comentarios: