martes, 27 de septiembre de 2011

Similitudes y diferencias

Similitudes:

1) Los escrutinios
En ambas ocasiones, la semana anterior a que cortáramos, se habían desarrollado las elecciones en la UBA. Ambas situaciones me hicieron a un lado de su vida.

2) La cena
En ambas ocasiones, la semana anterior a la que cortáramos, habíamos ido a cenar con su familia paterna. Ambas cenas me exasperaron.

3) Los vocativos
En ambas ocasiones, los días antes a que cortáramos, L. no podía usar los vocativos que frecuentaba para referirse a mí ("mi amor", "mi vida", etc). En ambas ocasiones, optó por el seco "petisa" o el forzadísimo "Pau".

4) La frase de Facebook.
En ambas ocasiones, después de cortar L. publicó como estado en Facebook la frase: "Si me cansé de mentir fue porque la verdad lastima sólo al principio, si me cansé de dormir fue porque al sueño no lo sueño dormido"

LA diferencia: Yo.

Hoy me siento mucho más fuerte que aquella vez.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Destruir para poder construir

Hay cosas en mi vida que sencillamente me encanta desordenar.

La ropa, por ejemplo.

Anoche me acosté tarde y la verdad es que me tenía que ir a dormir. Cuando miré el estado de la cama en la que tenía que dejar caer mi cuerpo, era todo pura ropa. (¿Hacía cuánto que no dormía en mi cama?) La pila que salió del lavarropas el viernes y la que salió el sábado y la que salió el domingo; el malón de ropa sucia que me saqué el lunes antes de acostarme y la que me saqué el martes y la del miércoles y la del jueves y viernes; el despliegue que había armado a lo largo de toda la semana cuando no sabía qué ponerme y que habían quedado ahí porque no hay tiempo y estoy llegando tarde y me tengo que ir; las bombachas que había sacado de la canilla uno de estos días y que no tuve tiempo de ordenar porque estoy apurada y cuando vuelvo me ocupo.

Como con un dejo de bronca o de algo que tenía que sacar para afuera, rápidamente agarré toda esa ropa, la que estaba doblada y la que estaba hecha bollos, la que estaba perfumada y la que estaba chivada, la mía y la que había venido equivocada. La agarré toda de un solo tirón, abrí el placard, y la tiré en uno de los estantes.

Hoy a la mañana cuando sonó el despertador, sentí que tenía un objetivo, algo así como una asignatura pendiente que no podía esperar. Me levanté con más tiempo que "lo justo" porque tenía que ordenar mi ropa. Y lo disfruté tanto. Primero deshice mi cama, cambié las sábanas, puse a lavar las viejas y la arropé con las limpias. Después, empecé a sacar toda esa ropa que ya era puro quilombo ahogándose en el placard, y lo dispuse encima de la cama recién hecha. Y entonces, la parte que más me gusta: clasificar en la pila de remeras, la pila de pantalones, la de polleras, la de corpiños y bombachas... y una pila que nunca falta: la ropa de mi hermana K. o de mi madre, que vienen equivocadas. Pero no queda ahí; una vez que clasifiqué por grupos de ropa (por lo general tiene que ver con en qué estante o en qué percha va cada una), empiezo a clasificar por sub-grupos (lo cual tiene que ver con en qué pila de estante): remeras de manga corta, de manga larga, musculosa, tres cuartos, para campo, para salir, etc. Y finalmente, abro de par en par las puertas de mi placard y empiezo a acomodarlas despacio y prolijamente. Tengo algunos caprichitos como que por ejemplo no puede ir una remera blanca arriba de otra blanca, le tengo que meter en el medio una azul así mi placard resulta estético ante los ojos humanos.

Me encanta ser ordenada con mi ropa. Es igual que con los papeles (lo cual, de todas formas, merece una entrada aparte). Clasifico estructuradamente los tipos de ropa, y me ha pasado inconscientemente de no saber si comprarme tal o cual pollera por no saber en qué pila iría (así como no sé si guardar tal o cual apunte porque no sé en qué carpeta iría). A veces, incluso, me rebelo y cambio el criterio de orden: si antes dos polleras iban en pilas separadas porque una era de modal y la otra de bambula, ahora van juntas porque las dos son por la rodilla. Y cada tanto me entretengo cambiando el criterio.

Y porque me encanta ser ordenada con mi ropa, es que a veces me gusta desordenarla toda para sentir ese placer que implica ordenarla, pila por pila, color por color, tela por tela, y ver mi placard tan estéticamente acomodado por mis manos humanas.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Dilemas a tres días del break up

Lo vine pensando todo el día. Tengo un poco de ganas de saber cómo está. Tengo un poco de ganas de saber qué me pasará cuando me entere. Y pensaba... ¿cuál hay? Hay muchos exs que hablan, que se intercambian algún que otro mail, que al menos el primer tiempo mantienen algo de contacto. "¿Cuál sería el problema?", venía pensando.

Llego a mi casa. Abro Facebook. No está conectado. Bueno, espero a que se conecte. Espero. Abro su ventanita del chat y la minimizo cosa que no se me pase si se llega a conectar. Dejo abierta la pestaña del Facebook esperando a que a su ventanita se le aparezca el circulito verde. Espero. No se conecta. ¿El Blackberry le avisará que alguien le habla por chat aunque no esté conectado? Quién sabe. Quizás si le hablo ahora le llega igual. O quizás no es tan terrible dejarle un mensaje y que lo vea la próxima vez que se conecte, ¿no? Vuelvo a abrir la ventanita. cómo e... Lo borro. cómo estás? Lo borro. cómo estás? Y lo mando.

Qué estúpida que soy.

Quizás es que hace ya mucho que todo esto no está

Tengo que decírmelo bien fuerte y clarito porque parece que todavía no lo entiendo:
PAULA: ESTÁS SOLA. NO TENÉS MÁS NOVIO. SE ACABÓ.

No más dormir en cucharita, no más llamarlo cuando lo necesito, no más "sos lo más lindo que tengo", no más mate en la cama los domingos, no más que me llame cuando me necesita, no más acostarme en su pecho, no más que llore en mi panza, no más chocolate porque sí, no más fantasías sexuales cumplidas, no más garche con amor, no más abrazos contenedores, no más cursilerías, no más besitos lindos, no más despertarse con él, no más escribirle cartitas, no más sentir que le gusto mucho, no más proponerle "¿y si vamos juntos a...?", no más peli juntos, no más amor, no más dulzura, no más que me levante el ánimo con nada, no más sonrisitas cálidas, no más regalos especiales, no más L.
¿Y...? 
¿Ni con todo esto puedo ponerme a llorar?

sábado, 24 de septiembre de 2011

El mercado de mi vida

La oferta y la demanda en mis relaciones, nunca llegan al equilibrio.

Me cuesta pedir, ése es el tema. Me cuesta decirle al otro que lo necesito, pedirle ayuda, porque sola no puedo, porque me creo muy fuerte pero en realidad soy débil. Me cuesta decirle al otro que ahora quiero que me escuchen a mí, que yo también tengo mis quilombos y también quiero compartirlos. Me cuesta demandar mis momentos, decirle al otro: "Pará. Ahora escuchame un poquito a mí". Me cuesta hasta responder cuando me ofrecen que demande.

Quizás sea que me cuesta necesitar, que soy muy orgullosa y me creo autosuficiente (como alguna vez me dijo un borracho en una fiesta frente a mi rechazo). Quizás sea que me gusta mucho dar, que siempre prefiero escuchar a los demás y serles útil. Quizás sea que siento que a nadie le va a interesar lo que yo tenga para decir, las cosas que me están pasando a mí, mis problemas y angustias. Quizás sea que siento que no me lo merezco, que no soy quién para demandar porque no lo valgo, que es una mentira eso de que doy mucho.

Sea por lo que sea, en las relaciones sociales que construyo, siempre hay exceso de oferta. Las dos curvas deben tocarse en algún punto, pero yo no soy capaz de deslizarme sobre el otro lo suficiente como para llegar al punto de equilibrio. Y, créanme, que el precio que pago por esto, resulta ser muy, muy alto.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Un solitario spider y me voy a dormir, lo juro

Viernes 4 AM

+ Leo blogs pero debería estar leyendo Los de abajo para la prueba de mañana
+ Tengo muchas ganas de escribir pero no me sale nada
+ Escribo algunas cosas pero no termino ninguna
+ Pienso lo justo y lo necesario
+ ¿No debería estar durmiendo?

Vuelvo a ser la ex de mi ex

Pero ahora todo es distinto.

jueves, 22 de septiembre de 2011

No hay respuestas a mi falta de preguntas

Algo así como lo que me pasaba acá. Sí, me sigue pasando.

Es raro, ¿tan ajena a mí puedo ser?

Cuando estoy con una de esas angustias en que chorreo moco a lo vago sin entender bien por qué (me pasa muy seguido, está en mi esencia), trato de buscar respuestas en escritos ajenos (siempre en escritos, también está en mi esencia).

Me la paso leyendo poemitas o prosas cortas de cualquier índole, sobre cualquier tema. También reviso blogs desconocidos de gente desconocida a la que le gusta volcar sus reflexiones en una página web. Y así busco, busco las respuestas a las cosas que me están pasando.

¿Tendré miedo de meterme muy para adentro? ¿Estaré preguntando en realidad cómo se hace para decir las cosas? ¿Seré tan insegura como para creer que, no sólo a los demás, sino que a mí tampoco me interesan las cosas que me pasan?

Lo peor es que busco y busco pero, adivinen qué pasa. Sí, adivinaron: no encuentro.

es que yo no creo en mi canción,
es que yo no espero nada de mí.-

martes, 20 de septiembre de 2011

¿Viste eso que dicen de que el amor es como un boomerang?

No te ofendas, pero hace rato que estoy esperando que vuelva.

sábado, 17 de septiembre de 2011

El vicio del juego

No sé qué se me habrá cruzado alguna vez por la cabeza, pero resulta que en mi computadora vieja, había desinstalado los juegos de Windows. Esos juegos que me entretenían (y para lo único para la que usaba la pc en realidad) cuando no había internet. Eran bastante chotos, la verdad, pero yo jugaba muy bien, en especial al Corazones, que era re difícil guacho!

Bueno, resulta también que ahora tengo computadora nueva. Y me di cuenta lo adicta al juego que soy, es terrible. Yo pensé que con ser fumadora y medio sexópata ya había cubierto la cuota de mis pecados. Pero no. El Solitario Spider me está matando. Cierro los ojos y veo cartas. A la noche, cuando me voy a dormir, me armo un juego mental y lo juego en mi cabeza. Realmente me está afectando.

(Cuando se lo conté a L., su respuesta fue: "¿Ahora te das cuenta por qué lo habías desinstalado?")

martes, 13 de septiembre de 2011

Apuntes para resolver... algo

Mis problemas son:

- ser un tanto desequilibrada

- no decir las cosas que me pasan
- no saber cómo decir las cosas que me pasan, en qué momento, a qué persona, y entonces no decir las cosas que me pasan

- desconfiar siempre de lo que hago o dejo de hacer
- creer que siempre tengo razón, pero entonces pensar en que todos van a pensar que yo creo tener razón y entonces quizás no tenga razón, y entonces desfonfiar en lo que hago o dejo de hacer

- no ver más allá de mí, o ver demasiado
- no poder asumir quién soy
- encerrarme en algo que creo que soy y olvidarme de todo lo demás
- encerrarme en algo que creo que soy y olvidarme de todo lo demás, y entonces recordarlo y entonces ver tanto más allá de mí que me pierdo
- encerrarme en algo que creo que soy y olvidarme de todo lo demás, y entonces recordarlo y entonces ver tanto más allá de mí que me pierdo y creo que soy algo que no soy y entonces no poder asumir quién soy

- no empezar de una buena vez por todas terapia