jueves, 10 de febrero de 2011

Amor de verano

Qué cosa curiosa son los amores de verano, ¿no?
Historias teñidas de playa y sol, de bikinis y calor. Pero fundamentalmente, historias que por definición son efímeras. No sé por qué, quizás porque lo dice la canción de Airbag. El punto es que desde que una conoce a la persona en cuestión, sabe que el (proto)amor se acabará tan pronto como esa tintura se vea avasallada por la de los cuadernos y calculadoras, las responsabilidades y rutinas. Los amores de verano son amores sin potencial, bah. Y no sé, no me parece justo. Debería estar prohibido o algo así, tener la posibilidad de conocer a alguien que te guste, si es que ese alguien vive a 400km de tu casa. Esa no debería ser una posibilidad y ya. Porque desde que supe ese dato (y desde antes también), tuve que necesariamente mentalizarme en que todo se resumiría a una buena cogida y nada más. Y así fue. Pero qué pasa si una vez de vuelta en Villa Crespo, a una le empiezan a surgir esas preguntas de ¿y si no viviéramos a 400 km...?, ¿y si te volviera a ver alguna vez...? Quizás de los quizaces, en ese caso, esa historia efímera podría haber sido algo más. Aunque pensándolo bien, a la distancia el daño más grande que puede hacerme este muchacho es el de no conectarse muy seguido... lástima que cuando se conecta no lo puedo invitar a tomar una birra, sí.
Qué lindo que era este pibe que vivía en esa ciudad cuyo nombre no recuerdo
y cuya ubicación en el mapa desconozco,
qué lindo.

No hay comentarios: