viernes, 21 de enero de 2011

Para todas las groupies de Cristian

perdona si hago de cuenta que no te he perdido, me duele aceptar que ya no estás conmigo y no puedo dejar de pensar sólo en ti. no sé si algún día sabrás que te llevo conmigo, la vida no tiene razón ni sentido y me puedo morir si no estas junto a mi.
tengo tanta sed de ti que me cuesta respirar... o será que en mi delirio, ¡te amo más y más! están lloviendo estrellas en nuestra habitación, mojan de llanto mi corazón. están lloviendo estrellas alrededor de mí, y me preguntan qué fue de ti.
quisiera llevarte muy dentro y, llegado el momento, entrar en el fondo de tus sentimientos y ver si te pasa lo mismo que a mí. si acaso al estar junto a él le dijeras mi nombre, y estando en sus brazos mis besos escondes, recuerdas las noches de amor que de ti.

martes, 18 de enero de 2011

Confesión imprescindible

Hoy me di cuenta de que no puedo seguir contando cosas sobre L. sin dejar en claro algo que siempre me molestó. Hoy recordé qué era lo que ya no podía soportar de L. -que en realidad nunca pude terminar de admitir-, y no puedo creer cómo se me había pasado esto entre tantas entradas que ya lleva este blog. Hoy supe que si nuestra relación no rindió los frutos que esperábamos, fue por la sencilla razón de que nunca pude aceptar que a L. no le gustara la mayonesa. ¿Que no entendía acaso que cuando la Jardinera no llega a ser Rusa resulta anti-estética?
Uff, por fin pude decirlo.

Aprendizaje

Hace un tiempo, empecé a entablar relación con un muchacho. Digamos que nos gustábamos, un poco nada más, como quien no quiere la cosa, hablábamos de estupideces y cuando nos veíamos estábamos. En esas miles de estupideces de las que hablábamos, yo no podía evitar meter bocadillos que evocaban a mi ex, con comentarios tales como: "Mi ex me decía lo mismo", "Eso dejé de hacerlo porque me recuerda a mi ex", etc., etc., etc.

Un buen día, el muchacho este me pregunta, con un dejo de celos pero otro tanto de lástima: "¿Hace cuánto cortaste con tu ex...?". Y yo, cómo explicarte, cortar, bueno, eso es relativo, cortar lo que se dice cortar, o hace cuánto que no estamos, porque eso es diferente, hace cuánto que no me da ni la hora, querrás decir, em, bueno, es complicado, estem, no sé bien, cómo explicarte, cómo explicarte que hace un año y medio.
Desde aquel buen día, el muchacho este dejó de hablarme. Y me perdí de un bombonazo que me trataba bien y besaba como los Dioses. Lo espanté, sin vueltas: lo espanté.

Moraleja: Por mucho que nos importe a nosotras nuestro ex cuando intentamos remontar nuestra vida amorosa, tenemos que tener bien en claro que ¡a ellos no! Y que hablar de aquel imbécil que nos hizo mal, no hace más que espantar al potencial Príncipe Azul.

lunes, 17 de enero de 2011

Glosario

Hace un tiempo, descubrí que mis amigas y yo deberíamos tatuarnos un Glosario en la espalda, con nuestras palabras y expresiones habituales. Cuando me relaciono con otras personas, caigo en la cuenta de que tenemos una forma muy particular de hablar. A los terceros suele gustarles, pero después de haber escuchado la explicación pertinente. Me di cuenta, también, que es muy divertido explicarlas, poner ejemplos, pensar situaciones, etc. Así que inauguro una nueva etiqueta en mi blog, en la que me tomaré el trabajo de exponer los significados y las posibles aplicaciones de nuestro lenguaje.
Arranco con un concepto complicado de comprender pero que cuando empezás a usar, ¡no podés parar!:


"Random" adj. inv. m/f, Literalmente, el Random es el Modo Aleatorio o Shuffle en los reproductores de música. La palabra se usa para expresar esa sensación de sorpresa fruto del salto de, por poner un ejemplo, "Sueño con serpientes" de Silvio Rodríguez, a "El lápiz japonés" de Yerba Brava, si es que uno a seleccionado la opción Reproducir Todo Mi música. Un salto de ese tipo, provoca en uno la sensación de "no tiene nada que ver". Ése es el espíritu que lleva consigo la expresión Random. Así, pueden existir personas random, situaciones random, canciones random, películas random... el término tiene un sinfín de aplicaciones acertadas. También tiene el espíritu de algunas de las acepciones de la simbología "(?)", quizás más universal para el resto de los mortales.

He aquí un ejemplo en el que se puede aplicar perfectamente la expresión "día random".
Domingo a la noche. Te encontrás frente a la computadora, conectada al MSN, con varias ventanas abiertas (una de ellas es la de un ex que te rompió el corazón, del que seguís enamoradísima y con el que volviste a hablar quién sabe por qué; otra es de tu amiga M.). De más está decir que estás más concentrada en la primer ventanilla que en la segunda; con esta última sólo hablás de adónde podrías ir el lunes que se avecina, feriado del 20 de junio. Deciden que van a ir a comprar ropa a Plaza Serrano con su amiga C., su amiga I. y su amiga V. Muy bien. Te vas a dormir.
Lunes a la tarde. Te encontrás con M., I., C., y V. en Plaza Serrano. Pero para tu sorpresa, también están presentes Jose Gilardi y Cami Arcucci, aún así respetás. Dan algunas vueltas por la Plaza, y terminan en Starbucks tomando un café. En eso, se encuentran con Gal, sisi, la prima de Mile. Ella explica muy aceleradamente que no le gustan sus nuevos compañeros de colegio porque son todos muy floggers (por ese entonces todavía lo eran), que lo único que quiere es irse de esa larga fila de rarezas que esperaban poder comprarse un café que baile electro. Ustedes, por lástima o porque la situación misma se dio, proponen irse furtivamente con Gal, pretendiendo que los floggers no lo notaran. Así lo hacen. La acompañan a Gal a la parada del bondi, y mientras caminan ella entra en un kiosko y les compra un Paragüitas de chocolate a cada una "para agradecerles". Se despiden de Gal que se toma algún colectivo que la lleva a su casa. Pasan un tiempo caminando, recorriendo, yendo de acá para allá, Plaza Las Heras, el Alto Palermo, calles, callecitas, avenidas. Llegan así a Corrientes y Gascón, quién sabe cómo. Discuten qué hacer. Jose Gilardi propone que su casa es muy cerca y que podrían ir caminando desde ahí. Todas acceden. Pero cuando llegan al lugar en cuestión, descubrís que Jose Gilardi vive a tres cuadras de tu casa, y que eso no es muy cerca de allá. Te maravilla lo inmensa, lujosa, y posmoderna que es la casa de Jose Gilardi. Cami Arcucci va al baño y vuelve con la noticia de que se indispuso, por lo cual le pide una toallita a Jose Gilardi. Toman jugo de naranja en el monoambiente del octavo piso de aquel monstruoso edificio que, como tantos otros, arruina la estética y el espíritu de tu barrio. Hablan de lo que pueden hablar y de otras cosas también. A nadie parece sorprenderle la situación de estar en la casa de aquella desconocida hablando de banalidades, excepto a vos. Todas se ven superficialmente felices, como si ésa fuera su vida habitual. ¿Cómo llegaste a esa instancia? Sólo el destino lo sabe.
Al cabo de un rato, parten cada una a su casa. (Y ya era de noche.) Llegás a tu casa, te tirás en la cama, mirás al techo, y te decís a vos misma: "Qué día random."

Sorpresa musical

Cuando recién había terminado con L., le tenía miedo a determinados discos. Algunos ejemplos: Señales de Callejeros, Tercer Arco de Los Piojos, Repertorio de Jaime Roos, entre tantos otros que escuchábamos esas tardes entre cigarros, charla y mate. Presa de aquel miedo de no poder volver a escucharlos por un buen tiempo porque me remitieran inevitablemente a L., me figuraba a mí misma llorando desconsoladamente con determinados temas que nos eran significativos. Pero no sucedió. Pude escuchar Más allá, Frente al río, Pacífico, ¡Muévelo!, Difícil, Perdiendo el tiempo, y todas ellas como si estuviera escuchando Manuelita la tortuga.
Anoche me puse a escuchar Vasos Vacíos de Los Cadillacs, y me sorprendió cómo se me movieron ciertas cosas. Y sobre todo me sigue sorprendiendo que no puedo explicarlo, no me remite a ninguna situación ni sensación ni período en partícular. De cualquier forma El Satánico Dr. Cadillac me destrozó.

domingo, 16 de enero de 2011

Quererte

Quererte en charlas interminables, donde hablábamos de nuestras pasiones personales, y reflexionábamos y discutíamos y nos enriquecíamos con la mirada del otro. Quererte en ese sinfín de saberes que te gustaba contarme, como si los estuvieras desplegando en el mostrador y haciendo gala de todas tus lecturas y conocimientos... pero tus ojitos brillaban cuando hablabas de esa forma. Quererte en tardes anecdóticas, evocando experiencias que me hacían conocerte un poquito más. Quererte en noches de angustias, cuando nos mostrábamos nuestras partes rotas, nuestras heridas de guerra, y vertíamos nuestras lágrimas en la confianza del otro, y nos calmábamos, y éramos las llaves que abrían la puerta de aquel otro lado donde todo sabía más rico, quererte de esa forma era para mí quererte mucho más. Quererte cuando me contabas algo nuevo que habías descubierto y te maravillaba, o algún proyecto que te entusiasmaba y rejuvenecía. Quererte cuando me querías, ¡ay! cuando me querías de esa forma de la que nunca me habían querido antes. Qué se yo, a mí me gustaba quererte.

El Amor Eterno

Pensar en mis abuelos es para mí, saber que el amor eterno existe. Entender que ese concepto no se lo llevaron las películas de románticas, o aquel amor frustrado, o el sueño de que exista, o la incapacidad de pensar en el infinito. Si el amor eterno existe no es porque lo haya leído en algún cuentito de hadas, no es porque es más cómodo acostumbrarse a uno solo y no tener que sufrir una ruptura, no es porque existe en mi mente y en mis ganas de que exista, no es porque lo haya sentido yo. Si el amor eterno existe es porque ¡yo una vez lo vi! Se llamaban Adela y Enrique y puedo jurar que se amaron desde el primer día hasta el final, que se amaron de todas las formas habidas y por haber, y que se siguen amando allá, en la eternidad.