(No de la boda real, sino del de la hermana de L.)
No sé si será porque en esa situación en particular, yo estaba jugando de visitante, era "la acompañante de", fui presentada a través de otro, y en definitiva estaba ahí a través de otro. Pero el caso es, que es terrible cómo los eventos sociales resultan tan reproductores del sistema patriarcal. Las parejas son un hombre y una mujer que lo acompaña, situada siempre atrás; los solteros son solteros, las solteras son solteronas.
Anoche, en un momento dado, se nos acerca una pareja amiga del padre de L. Él se pone a hablar de fútbol con L. Ella, al asumir que nosotras no podíamos participar en esa charla, empieza a hacerme comentarios tales como "Qué lindo el salón, ¿no?", "Está fresco acá afuera", "Qué emotiva fue la ceremonia", y finalmente -cuando ya no había más lugar para los comentarios huecos-, se dispone a hablarme de sus hijos. Así, de la nada, "Yo tengo una hija de tu edad, y otro más chico y blablblbalbablabalb". Los hombres hablan de fútbol, y las mujeres de hijos.
Yo no tengo hijos, a veces me gusta hablar de fútbol, y me sentí tan estúpida cuando no pude decir más que: "Qué lindo el vestido de Pali, ¿no?"
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